EL CAMBIO
En agua de colonia bañaba a su marrano Doña Antonia, con empeño ya tal que daba en terco; pero, a pesar de ser tan obstinado no consiguió jamás verle aseado y el marrano en cuestión fue siempre un cerdo. Es luchar contra el sino con que vienen al mundo ciertas gentes, querer hacerlas pulcras y decentes. ¡El que nace lechón, muere cochino!