El ser amable con los que nos relacionamos cada día, especialmente con nuestros más cercanos, como nuestra familia, y en definitiva, ayudar a los demás y hacer lo mejor posible nuestro trabajo, nos hará más atractivos a los demás, mejorara nuestra autoestima y nos traerá hormonas que nos harán sentirnos mejor.
Está demostrado, por ejemplo con el siguiente experimento que llevó a cabo un profesor. Dio un globo a cada estudiante, que tuvo que inflarlo, escribir su nombre en él y tirarlo en el pasillo. El profesor entonces mezcló todos los globos. A los estudiantes les dio 5 minutos para encontrar su propio globo. A pesar de la agitada búsqueda, nadie encontró su globo.
En ese momento el profesor les dijo a los estudiantes que cogieran el primer globo que encontraran y se lo entregaran a la persona cuyo nombre estaba escrito en él. En cinco minutos cada uno tenía su propio globo.
El profesor dijo a los estudiantes: «Estos globos son como la felicidad. Nunca la encontraremos si todo el mundo está buscando la suya. Pero si nos preocupamos por la felicidad de los demás…también encontraremos la nuestra.»