TRINOS EN EL HORIZONTE

En el horizonte, trinos
y en el alma, ríos de amor
animan todo el destino
de mi pájaro cantor.

Hoy tu sangre se reviste
de la Sangre de Jesús,
y el Cielo entero se viste
de intenso color azul.

El aire lleno de cantos,
la primavera, de flor,
revienta mayo en los campos
abrigando el corazón
con la savia y el encanto
de quien, en sí, todo es don.

Hoy estamos festejando
tu Primera Comunión,
polluelo que un día saliste,
con tu fuerza eclosionando,
del humilde cascarón;
los días han ido pasando,
los años, en su sazón,
ya nueve inviernos cumpliste,
que, en ti, primaveras son
en que nos has ido dando
la miel de tu corazón,
resplandecientes, felices,
prendidas de ensoñación.

Hoy de tu vida se ausentan
el pecado y el error,
porque tu ser alimentan
el Cuerpo y Sangre de Dios,
presentes que el ser alientan
dándole nuevo esplendor.

Hoy nos invitas, Elías,
a que crezca el sentimiento,
la emoción y la poesía
de que requiere el momento.

Dichoso este sacrificio
de muerte y resurrección
que al alma tal beneficio
del ser humano otorgó.

Exulta el rostro divino
en el semblante de Elías,
alumbrándome el camino
con sus noches y sus días;
con sus juegos y sus sueños,
con alegres melodías,
llenando de mil empeños
mi baúl de fantasías.

¡Qué gozo siento en mi pecho,
qué inefable sensación,
cuánto verde en mi barbecho
y qué profunda emoción,
qué placer tan satisfecho
sentir que mi niño ha hecho
su Primera Comunión!

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