Se anuncia una crisis inflacionista, energética y recesiva desde el punto de vista económico, en un marco de legalidad alambicado y con una administración española y europea costosísima y burocratizada, pero sobre esto nuestros políticos no corrigen, y los medios de comunicación que controlan no nos informan.

Con este panorama, en el marco de una recesión internacional que todos ya conocemos y empezamos a sufrir, unos más que otros, nos preguntamos cómo administrar nuestras finanzas o como llegar a final de mes con la que viene, pues la mayoría de los españoles no tienen otros ingresos que su sueldo o sus ingresos activos.

En épocas de vacas flacas la buena gestión y administración de nuestras finanzas personales es importante. En la misma, y teniendo en cuenta las previsiones de falta de sostenibilidad del sistema social y de pensiones actual, no todo el mundo es conocedor de la importancia de distinguir entre ingresos activos e ingresos pasivos.

El dinero que recibes por tu trabajo ‘normal’ es lo que se denomina un ingreso activo, porque requiere de tu atención más o menos constante para generarse. Y en este punto da igual que seas un trabajador por cuenta ajena, autónomo, un redactor freelance o un diseñador de páginas web. Si tienes que trabajar en esa actividad que te genera unos ingresos todos los días como si se tratase de un empleo, estarás ante un ingreso activo.

Un ingreso pasivo es el que obtenemos de forma automática, sin dedicación de nuestro tiempo personal. Como es el que obtenemos de intereses de capital o de una renta por alquiler de un inmueble. Cuanto más tiempo tengas que invertir para obtener ese ingreso, menos pasivo será.

Una buena decisión finanzas personales es generar una fuente de ingresos pasivos, y analizar qué gastos tenemos y cuales son prescindibles para canalizar un porcentaje de nuestros ingresos activos a esa fuente o sistema.

En esta decisión de ajuste de nuestra economía personal, también cabe diferenciar entre deuda buena y deuda mala. La buena es la que genera beneficio y retorno de la inversión o puede sernos útil para apalancarnos en la obtención del sistema de ingresos pasivos. La deuda mala es un gasto que no genera beneficio.

Respecto de la deuda mala se recomienda si se tienen deudas pendientes acelerar su amortización y no contraer otras nuevas, como puede ser evitar las tarjetas de crédito, y evitar a la vez todos los gastos superfluos.

Respecto de la deuda buena y generación de su sistema de ingresos pasivos se advierte tener cuidado en las inversiones que se realizan tratando de obtener ingresos extras.

Por ejemplo, las conexiones entre los mundos financieros, virtuales y físicos están cada vez más vinculadas, y a mucha gente los dispositivos que usamos para administrar nuestras vidas dan acceso a nuevas posibilidades de inversión, por ejemplo en el ecosistema cripto, y en un momento de preocupación sobre nuestros ahorros, podemos caer en el error de inversiones a ciegas y de alto riesgo, como son para la mayoría de los ciudadanos NFTs y las criptomonedas, que además no tienen una regulación clara.

Para el ahorrador conservador lo mejor es apostar más por los activos defensivos o refugio. Pero para que un activo pueda ser considerado como valor refugio para el inversor normal, tiene que tener un alto grado de liquidez, para poder venderlo caso de necesidad para afrontar un gasto.

Es aconsejable para el ahorrador no experto que antes de invertir por tu cuenta se intente asesorar de  expertos financieros de confianza, pues los mercados están plagados de pícaros y estafas, de las que si se es víctima es difícil recuperar el dinero. El timo de la estampita en España se sigue produciendo por muy antiguo que sea y noticias del mismo se han publicado.

En momentos de alta volatilidad, es decir, de cambios rápidos en el valor de nuestra inversión, la parte psicológica se vuelve un pilar fundamental en el mundo de inversión. Por otra parte, ningún tipo de inversión está exenta de rentabilidades negativas, y tampoco los valores refugio.

Así que hasta que no comprendas en donde y en que metes tu dinero, no lo hagas, aunque te lo aconseje una persona que parece de máxima confianza para ti. Y nunca inviertas por miedo, porque el miedo es un mal consejero de tu actuación con respecto a tus finanzas.

La administración de tus bienes en muchos casos también depende de las creencias, especialmente religiosas, de uno. La cultura religiosa cristiana propugna el autocontrol y  la frugalidad, valores positivos para el ahorro.

Según estadísticas publicadas en medios de comunicación serios, en España el 31% de los españoles no cree en Dios. Del 64% que sí cree, una mayoría del 60% alberga dudas respecto de esa creencia. Pero la religión sigue siendo importante en su vida para un sector muy importante de los ciudadanos, y la religión imperante para un 23% de la población es la cristiana.

https://elpais.com/sociedad/2018/12/26/actualidad/1545833978_509115.html

En cualquier caso, desde el punto de vista religioso la lógica mundana  a veces no tiene encaje.

– Hemos indicado que parece lógico buscar seguridad. Jesús dice: “fíate y sin mí te dispersarás y no puedes hacer nada”.

– Hemos indicado que conviene ahorrar y mantener un sistema de ingresos pasivos. Jesús dice: “da”. “Donde tienes que actuar conforme a tus valores relativos a la vida eterna, porque donde tienes tu tesoro tienes tu corazón”.

Un cristiano entiendo que debe adoptar una postura estoica frente al conflicto económico que se avecina, y aumentar la confianza en Dios, haciendo humanamente lo que pueda.

Ser equilibrado. Seguir los principios cristianos plenamente, pero con cabeza, teniendo en cuenta también sus responsabilidades, por ejemplo como progenitor, manteniendo las previsiones y reservas que derivan de las mismas, sin dejar de ser solidarios con los que, en tu propio ambiente, por las razones que fueren, necesitan no sólo que se les escuche.

 

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