La cultura de Europa se forjó en tres colinas. La primera colina donde nace Europa es en Atenas en la Acrópolis y ahí nace el pensamiento de Sócrates, Platón, Aristóteles; la segunda colina de la que brota es en Roma, ahí nace su derecho; y la tercera colina que le da su espíritu es en el Gólgota, en Jerusalén, donde empieza el cristianismo. Los valores que hicieron la idea de Europa eran los valores griegos, romanos y cristianos, pero a partir del siglo XX esos valores se han ido perdiendo, ocupando su espacio el nihilismo y la permisividad que ha supuesto la degradación la idea de Europa actual.
La revolución sexual, en el sentido que se entiende a partir del siglo pasado, es uno de los medios de la sepultura de Europa, olvidando las esencias de su origen. Esta revolución sexual comienza con el movimiento de mayo del 68 que tiene dos titulares: “prohibido prohibir” y “haz el amor y no hagas la guerra”, unido a la revolución de la píldora anticonceptiva. En ella se forja la idea del control de la natalidad sin renunciar al sexo, y a la idea de paternidad responsable es equivalente al control de los hijos que puedo tener, al sexo como acto de gozo personal y ocio individual, y al nacimiento de una tremenda industria de la prostitución, la pornografía, la trata y la ruptura antropológica, dando un sentido a la homosexualidad, llegando a fomentarla. Se da una vuelta de tuerca en torno al año 2000, con dos antecedentes, uno en 1994 con la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo que adoptó un Programa de Acción para la acción nacional e internacional en el área de población y otro en 1995 que fue la Conferencia de Pekín, en la que se introduce el concepto de género como algo distinto del sexo, que lleva a la disforia de género que significa un malestar con el cuerpo que yo tengo, no me siento bien con mi cuerpo, y de ahí al transgénero, la transexualidad, vaginoplastia y desarrollo mamario por hormonas del sexo contrario, al movimiento LGTB, que lucha contra la discriminación y en favor de la normalización y reconocimiento de derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y transexuales. En los últimos años, el movimiento ha incluido también otros colectivos relacionados con la diversidad de orientaciones, identidades, características sexuales y prácticas sexuales diversas, como las personas intersexuales, transexuales, travestis, queers, BDSM o kink, swinger, leather, asexuales, osos, poliamorosas, practicantes de la infidelidad unilateral consentida (cuckolding), transespecie, etc., que llevaron a extender la sigla con letras adicionales (LGBTTTAIQK), agregarle un signo más (LGBT+), o reemplazar la sigla por la palabra diversidad. Lo cierto es que luego la mayoría quieren volver al sexo natural y ya no pueden. Es una ideología perversa, que predica que tú puedes elegir tu sexo hacer con él lo que quieras en cualquier dirección posible porque no hay barreras, ni hay límites y que la ley natural la naturaleza es tirana, y niega la existencia de dios, la existencia es un sentido espiritual en la vida. Jesucristo ya no es el referente, ni el remitente para la sociedad europea en plena decadencia.
El individualismo, el relativismo ético, el laicismo y el edonismo en todos los ámbitos de la sociedad y familia europea ha llevado a que el divorcio y la ruptura entre los progenitores sea el mayor virus de la sociedad europea.
En esta sociedad actual europea los cristianos, y en especial las familias cristianas, tienen que hacer un acto de voluntad y disciplina para mantener su fe sin dejarse arrastrar por ella, aunque sea a contracorriente.
Es difícil sí, pero tienen sus palancas para poder seguir adelante como cristianos, sabiendo que finalmente, sea como fuere, ganarán esta batalla. Saben que precisamente manteniéndose como cristianos hasta el final de su Camino es cuando empezarán a vivir.
Por sus frutos los conoceréis.