Caín mató a Abel, convirtiéndose en el primer asesino que se conoce en la humanidad. La familia es uno de los escenarios más comunes en los que se vienen a dar las relaciones tóxicas.

Que exista el conflicto es natural y saludable para evolucionar. Sin embargo, cuando el conflicto es muy frecuente e intenso en las relaciones familiares, acaba generando desgaste entre los miembros de la familia.

Una persona de perfil tóxico puede llegar a corromper toda la relación familiar, y por ello hay que neutralizarlos rápidamente o las consecuencias personales en las relaciones familiares pueden ser muy perjudiciales.

Sus armas son sus comentarios, reproches, desconfianzas, actuaciones egoístas mas o menos conscientes. En definitiva generando malos sentimientos.

Son muchas las causas que pueden iniciar una relación tóxica familiar.

Por citar algunas causas de mala relación entre hermanos podemos señalar motivos económicos, como las herencias o una empresa familiar;  los celos entre hermanos y la envidia derivada de la frustración al ver que su hermano tiene un empleo mejor o una bonita familiar que no tiene el otro.

Nadie merece vivir en un ambiente emocionalmente tóxico. Nuestra vida son instantes. Y lo que vivamos es lo único que nos vamos a llevar.

Fundamentalmente hay dos tipos de personas, los que suman y los que restan. No merece la pena compartir nuestra vida con quien realmente no desean que tu vida merezca la pena.

Si no te hace bien una relación, no te hace falta, no te conviene, y hay que desapegarse de ella, antes de que esa relación sea un problema para tu paz personal y te haga daño.

Para frenar las relaciones tóxicas en la familia la empatía es muy importante. Esto no significa que nos sometamos a sus deseos y tengamos que ceder cuando no quereros hacerlo, o que siquiera le justifiquemos, pero sí es importante la escucha activa.

Otra forma es poner cierta distancia con esa persona familiar toxica, sin permitirle confianzas, e ignorar y poner cierta distancia a determinados comentarios o comportamientos. Y tomar la decisión de que cualquier comentario de esa persona no va a poder hacernos daño.

No es simple, pues hay que controlar los sentimientos. Es cuestión de no ser impulsivo, sin perjuicio de que tras haberle escuchado manifestar un lo siento, pero “no puedo”, un “no quiero”, o un “no estoy de acuerdo”. Sin dejar de decir gracias o por favor, antes de pedirle que cese en un determinado comportamiento.

Antes de sobrepasar el límite del enfado, es mejor retirarnos y dar cierto tiempo, y conocer nuestro límite de aguante a tal efecto, para que no acabemos de arrepentirnos de nuestro propio comportamiento.

En último caso, poner cierta distancia y tiempo puede ser positivo para no tener que arrepentirnos de nuestra propia reacción frente al familiar tóxico.

Leave a Reply

Your email address will not be published.Required fields are marked *