DIOS NOS QUIERE PLENAMENTE CRISTIANOS, O NO NOS QUIERE.

La Parábola del banquete nupcial o del Gran banquete o del Matrimonio del hijo del Rey es una parábola narrada por «Jesús» en el Nuevo Testamento, que se encuentra en Mateo1​ y Lucas 2​ 14:15-24. La versión más detallada es la de Mateo:

«El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: Mi banquete está preparado; ya se han matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Venid a la boda. Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

Luego dijo a sus servidores: El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Id a los cruces de los caminos e invitad a todos los que encontréis.

Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?. El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: Atadle de pies y manos, y arrojadle fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y crujir de dientes. Porque muchos son llamados, pero pocos los elegidos».

Creo que esta parábola es aplicable a este tiempo que vivimos.

Dios invitó al pueblo de Israel a construir su Reino en la Tierra, y lo rechazó.

Dios extendió su invitación a todos los hombres, invitación que nos ha llegado de los primeros apóstoles y discípulos. Unos acuden con Fe, siguiendo a Cristo, creyendo en su entrega a la voluntad del Padre por todos, y se entregan a su Evangelio, por Cristo, con pleno compromiso con el hijo del Rey de Reyes, de Dios, cuya pasión simbolizó el compromiso con una nueva Alianza entre Dios y la humanidad.

Pero acude uno de forma irrespetuosa al mensaje y valor de esa entrega de Cristo, y por lo tanto para Dios. Se presenta casual, de cualquier forma. Dios se enfada con él, y le expulsa de la reunión de todos los que, si quieren estar con Cristo y seguirle en su compromiso con Dios, y advierte a todos: “muchos son llamados, pero pocos los elegidos”.

Esta parábola nos quiere decir que Dios nos quiere plenamente cristianos o no nos quiere.

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