Si realmente crees en Dios, y pones a Dios en todo lo que haces, lo encontrarás en todo lo que acontece.

¿Y que es creer en Dios?

Creer en Dios, en el Padre que nos dijo Cristo y obrar como Él nos enseñó.

No querer entender antes de actuar; sino actuar y sentir como Cristo nos dijo, sin preocuparnos si lo entendemos o no.

No es momento de entender, de aprender que nos pasa, pues es cierto que no lo sabemos científicamente, pero algo nos pasa. La historia del hombre sin Dios, o con un Dios inventado o adaptado a nuestros intereses, nos hace ser autodestructivos con nosotros y con los demás, y de ahí el sufrimiento que impera en el mundo, las constantes guerras de la humanidad y la destrucción de su hábitat por el propio hombre.

Es momento de reencontrarnos con Dios, poniéndolo en todos nuestros pensamientos y acciones.

De volar con Dios, sobre las nubes. De la misma manera que un pájaro vuela sin investigar o tratar de comprender que vuela, simplemente vuela.

Poner a Dios sobre todas las cosas es poner amor en todo lo que pensamos, decimos y hacemos. Escuchar también es un acto de amor.

Ante cualquier situación conflictiva, decidir lo más conveniente para el amor de esa persona, y de las personas afectadas.

Esta forma de ser, no tiene por qué ser contraria al sistema social en que vivimos. Simplemente tenemos que adaptarnos en él, con nuestros valores, sentimientos y pensamientos.

No debemos minusvalorar el ambiente en el que vivimos, sino desde la aceptación de su existencia y de que puede influirme, por terrible que sea, tratar de adaptar mis velas para navegar con mi luz en él, y esa luz compartirla con quienes quieran seguir el Camino que alumbra.

Si no podemos adaptar nuestra luz en nuestro ambiente, puede que debamos sentir que estamos perdidos, que caminamos por senderos erróneos, y deberíamos tratar de encontrar el Camino correcto.

La forma mejor de volar sobre las nubes es el hábito de poner amor en mis pensamientos y actos.

Vivir sobre las nubes es vivir con Dios. Caminar con Cristo es andar en la vida con su presencia y sus enseñanzas, no de manera retórica, sino real, a través de nuestras palabras y actos.

Aunque en ciertos momentos el cielo esté muy encapotado y a veces tengamos que seguir caminando con la oscuridad. Se fuente de energía que se trasforma en amor.

ULTREYA¡¡¡¡

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