En nuestro ambiente o estilo de vida, muchas cosas nos pueden producir estrés o ansiedad.

Estrés y ansiedad no es lo mismo. En el estrés, la emoción predominante es la preocupación en torno al estímulo que ha contribuido al desbordamiento de la persona, por ejemplo, preocupación por los exámenes, y esto desencadena conducta de irritabilidad, sentimientos de tristeza, nerviosismo y sensaciones de frustración. En la ansiedad, la emoción predominante es el miedo a que algo malo pueda suceder, lo cual conduce a la persona a estar constantemente anticipando posibles situaciones catastróficas o negativas que se puedan desarrollar.

El origen del estrés es claramente identificable. Ante una determinada situación, la persona siente que no tiene los recursos necesarios para hacerle frente, se siente superada, y se desencadenan las respuestas de estrés. En cambio, el origen de la ansiedad es mucho más difuso, pues la persona se siente amenazada o experimenta miedo, pero no es necesario que sepa de donde provienen esas emociones, no tiene por qué identificar el origen de su malestar.

Los factores que desencadenan el estrés son externos, las circunstancias sobrepasan a la persona.

Por el contrario, los factores que desencadenan la ansiedad son internos, pensamientos catastróficos que vaticinan lo peor, preocupación y anticipación de eventos improbables, angustia y miedo. Es decir, en la ansiedad, todos los aspectos de nuestra vida pueden ir muy bien, pero nuestro mundo interno nos impide sentirnos felices, a gusto con nosotros mismos.

I.- LA CARRERA JUDICIAL ES UNA PROFESION ESTRESANTE

La profesión de juez es de difícil acceso, y se caracterizada por altos niveles de exigencia personal y profesional, que suele determinar un estilo de vida intelectual productivista, hiperactivo y sedentario a la vez desde el punto de vista físico.

Determina una auto exigencia y ética de vida muy elevado, y unas incompatibilidades respecto de otras actividades y opiniones que pocas profesiones tienen.

La responsabilidad que se traslada al Juez de encontrar una solución acorde a derecho y justa en un conflicto ajeno, en el que ambas partes pretenden tener razón, y que muchas veces oculta un drama de mayor trasfondo que el objeto propio del litigio, genera estrés.

Si a la difícil naturaleza de dicha función, le añadimos que el ejercicio de la jurisdicción se desarrolla sin medios adecuados y con escaso tiempo para poder resolver cada litigio, y con una carga judicial o número de asuntos a resolver por juez desbordante para una persona incluso cualificada, resulta lógico considerar que los jueces se encuentran sometidos a un desgaste personal y profesional permanente.

A los jueces se les forma para que sean sentenciosos, intelectuales, analíticos, poco afectivos con las personas que solicitan su tutela, distantes y muy productivos, lo cual tiene consecuencias emocionales predecibles: depresión, ansiedad, cansancio.

Por si fuera poco, a todo lo anterior se suman diversas dificultades propias del ejercicio de la profesión como pueden ser las siguientes:

– La encomienda de una misión imposible de dar tutela judicial efectiva sin medios auxiliares adecuados, ni dotación material o humana suficiente en los tribunales.

-El desarraigo en muchos casos para ejercer su profesión en destinos que no son queridos.

-La complejidad de los asuntos encomendados y la creciente dificultad de la función de juzgar en una sociedad avanzada, crispada y compleja como la nuestra.

-La carga de trabajo acumulada al destino al que accede el Juez. Una sensación constante de que siempre hay que estar al pie del cañón “y no flaquear”. España cuenta con menos jueces  por cada cien mil habitantes que la media europea, y la distribución de los juzgados no es tampoco la más correcta en muchos territorios.

– Las dilaciones en la tramitación de los procedimientos pese a su dedicación en horarios y jornadas excesivas, con la consiguiente falta de conciliación de la vida familiar y laboral..

-La relación a veces difícil y compleja con los operadores jurídicos y políticos.

-El sufrimiento transmitido por las personas afectadas en los litigios, que supone un desgaste emocional propio.

-Ambiente hostil que tiene que experimentar en ciertos casos en el foro o en ciertas situaciones o ante determinados conflictos sociales y laborales ajenos.

-Tensión en algunos casos y destinos, con otros operadores jurídicos o funcionarios para que cada uno cumpla con su deber.

– La resistencia psicológica a admitir o permitir condicionamientos externos que disminuyan la propia libertad personal en la toma de decisiones.

– A veces la relación con la Fiscalía o con el Consejo General del Poder Judicial.

-Las excesivas preguntas de los funcionarios relativas a la tramitación y resoluciones interlocutorias que dificultan la concentración y estudio de los autos que podría resolver en la sede judicial.

-La toma de muchas declaraciones con carga emocional.

– El exceso de señalamientos de actuaciones judiciales y la continuación de la jornada en el propio domicilio.

– La excesiva duración de juicios, vistas, comparecencias o reuniones, y guardias en algunos casos de una semana seguida.

– Reuniones con policías, servicios sociales, abogados, etc.

– La toma de decisiones de gran trascendencia humana para las personas a las que afectan, como una detención o ingreso en prisión.

– La formación continua.

– Mantenerse al día en el conocimiento y aplicación de las nuevas normas en una sociedad de constante cambio normativo.

-El nerviosismo que siempre se produce durante las vistas y juicios, y en el ejercicio de la policía de vistas y reuniones con otros cuerpos y operadores jurídicos.

-Los errores que puede generar el ejercicio de la profesión con los medios y el clima actuales.

– Su responsabilidad sobre la marcha del juzgado cuando el Juez no puede elegir su equipo, ni la dotación material del mismo.

-Las quejas de otros profesionales y ciudadanos y el temor a ser sancionado. En el Consejo General del Poder Judicial existe una figura denominada Promotor de la Acción Disciplinaria.

-Su limitada libertad en derechos fundamentales como el de expresión, opinión, residencia o huelga.

-Sentimiento de falta de independencia económica para su labor con relación a su responsabilidad, guardias, y medios que el mismo tiene que pagarse y no puede desgravar ( toga, vestimenta acorde a su estatus, vivienda en desplazamientos por destino, etc.), y en comparación con otros cuerpos, y con incompatibilidades que le obligan en algunos casos hacer sustituciones internas para aumentar sus ingresos ( un Juez gana igual que un Fiscal, y la función y responsabilidad es distinta, y menos que un Inspector de Hacienda, por ejemplo).

Todo lo expuesto hasta ahora contribuye a crear un contexto de alto riesgo para el bienestar físico y psicológico de los jueces, en una profesión de la que debe derivar equilibrio, orden, sentido común y aplicación proporcionada de la ley.

“En casa de herrero cuchillo de palo” es un refrán popular que se refiere a la paradoja de que falten determinadas cosas en lugares donde deberían abundar.

II.- SENTIMIENTO DE ESTRÉS

El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. El estrés es la reacción de su cuerpo a un desafío o demanda.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el estrés, en su fase normal, tiene dos tipos:

Estrés agudo: es un estrés que se ocasiona en un breve periodo de tiempo y normalmente desaparece con rapidez. Es frecuente en todo el mundo, aparece cuando se vive un proceso nuevo o excitante, o cuando se pasa por situaciones complicadas, como en los examen de oposición. Dado al escaso tiempo que dura no suele ocasionar problemas importantes para la salud.

Estrés crónico: se padece durante un periodo de tiempo más prolongado que el estrés agudo. Este tiempo puede variar desde varias semanas a meses. Las personas que padecen este tipo de estrés pueden acostumbrarse tanto a la situación de activación, que pueden llegar a no darse cuenta de que lo viven y acaban sufriendo problemas de salud.

Se manifiesta en sentimientos como:

-“ Es preocupante el conflicto y nada soluciona mi resolución, sino que lo agrava, me siento frustrado pues de poco vale mi trabajo”.

-“Estoy tenso y, aunque lo intento, no puedo relajarme, no paro de pensar en lo que tengo pendiente por hacer”.

-“Me encuentro haciendo todo tipo de cosas a la vez. Antes de terminar una cosa ya estoy comenzando otra. Para colmo, al final no logro terminar ninguna…”.

-“Soy muy perfeccionista. Me esfuerzo mucho en hacerlo todo perfecto, a veces tanto que no logro concentrarme en lo realmente importante y, paradójicamente, olvido detalles relevantes…”.

“Cuando tengo un juicio al día siguiente, no paro de pensar en ello y no consigo dormir”.

Cuando se gestiona un gran volumen de asuntos y complejos, como tiene que gestionar y resolver un juez, y de diversa índole, suelen adoptar una conducta defensiva, como el desarrollo excesivo de estudio y resolución de los asuntos, y dedicación al impulso de la actividad del juzgado, que le alejan de sus relaciones de pareja, familiares o amistades, de su cuidado propio, y agravan su situación de estrés.

Sin embargo, si no atendemos a nuestro bienestar, con el tiempo corremos el riesgo de vernos incapaces de atender a nuestras obligaciones y nuestro desempeño, con jornadas laborales excesivas, lo que probablemente conllevará un empeoramiento de la salud física y mental, por la sensación de sentirse abrumado; ausencia de motivación y creatividad; falta de ilusión en la profesión, o recurrir a conductas insalubres con el fin de gestionar todo lo anterior (como abuso de café, tabaquismo, estrés en la comida, etc).

Romper un equilibrio entre nuestra vida personal, familiar y laboral, centrándonos fundamentalmente en el trabajo para poder sacar adelante un volumen excesivo de trabajo, nos pasará factura probablemente entre otros por el estrés sostenido, que se acabará somatizando en problemas físicos, psicológicos y emocionales del juez que los padece, que en muchos casos ni se da cuenta o no les da a tiempo la importancia que tienen, como:

– Dolor de cabeza: es el tipo más frecuente, todo el mundo ha tenido dolor de cabeza alguna vez. El más común es el dolor de cabeza tensional (provocado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, la mandíbula y el cuello entre otros), generado por el estrés o la ansiedad de forma habitual.

– Diarrea (exceso de heces acuosas y blandas) o estreñimiento o dificultad para eliminar heces.

–  Problemas de memoria.

– Falta de energía o de concentración: la gente se centra tanto en un tema, que le cuesta prestar atención al resto de cosas, perdiendo de ese modo parte de la concentración.

– Cambios de la conducta.

– Problemas de salud mental como ansiedad o depresión.

– Problemas cardiovasculares y musculoesqueléticas: cuando el estrés se prolonga mucho tiempo.

– Cambios en el peso: generado por los malos hábitos alimentarios vinculados con el estrés. Los cambios de apetito suelen ir acompañados habitualmente de un estilo de vida sedentario.

-Problemas estomacales.

-Cansancio constante y prolongado.

-Problemas a nivel sexual: el cansancio generado por el estrés puede prolongarse provocando problemas en muchos ámbitos de la vida, incluido el sexo.

– Rigidez en la mandíbula y el cuello: que puede ocasionar dolores de cabeza.

– Insomnio o exceso de sueño: la dificultad para conciliar el sueño es una causa frecuente de estrés, afectando tanto a la cantidad como a la calidad del sueño.

– Desgaste a nivel celular y envejecimiento: con el descanso se puede recuperar y hacer reversible el proceso de desgaste por estrés. Si alguien no duerme de forma continuada evitará en un estado de hiperactividad continuado y se le acumularán los sucesos estresantes.

-Baja autoestima.

-Irritabilidad.

-Dificultades para mantener la concentración.

-Falta de motivación vital.

-Pérdida del sentido del humor y del disfrute de la vida.

-Distanciamiento emocional.

-Temor al futuro.

–Empleo de estrategias inadecuadas para afrontar el estrés: conducta alimentaria irregular, abuso de drogas, fármacos y alcohol.

-Agresividad o actitud defensiva, desconfiada y cínica.

-Negación de los problemas o evitación de las situaciones difíciles.

III.- GESTIÓN DEL ESTRÉS.

Existen algunos comportamientos o actitudes que ayudan al alejamiento del estrés en nuestra vida diaria  y en el ejercicio profesional:

1.HACER EJERCICIO

El cortisol es una hormona primaria del estrés, que se libera de su corteza suprarrenal cada vez que usted experimenta estrés. Si uno está crónicamente bajo estrés, la hormona es liberada continuamente por su cuerpo. Un nivel elevado crónico de cortisol es muy perjudicial para la salud cognitiva y física y para nuestro bienestar. Sin embargo, a corto plazo, la liberación de cortisol es muy útil y sirve como una forma de protección para el cuerpo. En combinación con la otra hormona del estrés, la adrenalina, las dos hormonas realizan muchas tareas importantes en su cuerpo. Por ejemplo, en situaciones estresantes, le preparan para estar en la cima de su juego. Las hormonas también ayudan al cerebro a utilizar la glucosa como fuente de energía. En resumen, el cortisol sirve para mejorar su rendimiento. Si tiene que rendir bien en una situación difícil, primero se liberan las hormonas del estrés, noradrenalina y adrenalina, en un rápido estallido. A continuación, se libera cortisol. La combinación de estas hormonas eleva la frecuencia cardíaca, la presión arterial y tiene muchos otros efectos. Esencialmente, el cortisol nos activa en situaciones exigentes.

La situación con las hormonas del estrés se vuelve problemática sólo si se está crónicamente bajo estrés y el cortisol se está liberando permanentemente, y eso suele ocurrir en la judicatura cuando el juez se lleva los casos en su cabeza a casa.

El exceso de la hormona puede conducir a una amplia gama de enfermedades físicas y psicológicas. Un exceso de cortisol se asocia con enfermedades hereditarias, hipertensión arterial, insomnio y disfunciones del sistema inmunológico. Los niveles crónicamente elevados de cortisol son especialmente problemáticos para su cerebro. En estos casos, la hormona daña áreas del hipocampo, la parte del cerebro responsable de los procesos de aprendizaje y memoria. Un estudio realizado por el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Stanford descubrió que las células neuronales son «sobreestimuladas» por el cortisol, lo que conduce a su envejecimiento prematuro. La generación de nuevas células neuronales en el cerebro también se ve afectada negativamente. En el estudio, los sujetos con un exceso de cortisol experimentaron problemas de pérdida de memoria y tuvieron dificultades para concentrarse, y afecta negativamente al sueño.

El deporte es una de las mejores maneras de las que podemos eliminar el cortisol de nuestro organismo. Debemos evitar el sedentarismo.

Lo mejor es implementarlo es en nuestro estilo de vida, coger hábitos deportivos, como cada mañana antes de desayunar o por la tarde noche hacer una rutina de ejercicios o andar un número mínimo de pasos cada día.

Ir en bicicleta al trabajo, subir a pie las escaleras en vez de coger el ascensor, etc.

2.- PENSAMIENTOS POSITIVOS

Cualquier pensamiento positivo tiene un impacto directo en nuestro cerebro. La gente que sonríe, que piensa en positivo activa la corteza prefontral de su cerebro, que es la zona de planificación y resolución de problemas.

La actitud previa a cualquier situación, determina como respondo a ella.

Hoy en día sabemos que antes de un juicio o de una reunión, según como nos dirijamos a ese evento o la actitud ante un problema, determina como respondemos al mismo, y facilita o dificulta encontrar la respuesta o solución al litigio.

Por ello encontrar una solución colaborativa entre profesionales que defienden posturas que en principio parecen antagónicas es una cuestión de decisión, más que de intención, y de pensamiento positivo también.

Si mi actitud es optimista, mi celebro me facilita la solución. Si la actitud de dos profesionales en un litigio es colaborativa y optimista en que llegaran a una solución conjunta, será mucho más fácil que el consenso se consiga.

Si la actitud es un pensamiento de que es difícil, de que ya lo hemos intentado y no lo conseguimos, el flujo de sangre para ambos profesionales de la zona de su cerebro que resuelve los problemas, disminuye. Por lo tanto, cuando uno se dirige a un acto de mediación o de conciliación, hay que acudir con la actitud de decirse que puedo lograr un acuerdo, una solución al litigio, que evite que el conflicto se escale por el sistema de recursos y por más tiempo.

La actitud previa determina como respondo a las circunstancias. Si mi actitud es optimista mi cerebro me enseña la solución en muchos casos.

Si digo que si yo puedo sale la mejor versión que llevo dentro, y si no sale una versión mediocre. Con la actitud de que puedo, activo mi hipocampo, la zona de la memora, del aprendizaje, de la solución al conflicto.

Todos tenemos en nuestra mente un comentarista y debemos hacer que nos ayude para apoyarnos y no para anularnos.

3.- EVITA LAS PERSONAS TOXICAS

Un buen ambiente en el trabajo es fundamental. Los jueces no tienen potestad de formar su propio equipo, lo que es un hándicap en su trabajo. No puede evitar tener en su juzgado personas tóxicas o vagas. No tiene ni capacidad de selección, ni de despido.

Respecto de esas personas tóxicas hay que ser discreto, pues usaran todo lo que puedan en nuestra contra. Son vampiros emocionales, te suben el cortisol, y pueden enfermarte.

Conviene si me hace especial daño, y no podemos evitar relacionarnos con personas que nos amargan, intentar comprender su comportamiento para justificar el malestar que la relación con esa persona me viene produciendo.

4.-REZA O MEDITA

Al teólogo, filósofo y escritor estadounidense de origen alemán Reinhold Niebuhr se le atribuye la plegaria conocida como oración de la Serenidad, cuya versión más conocida dice así:

“Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.

5.- TRABAJA EN EL MARCO DE TUS CONVICCIONES.

Por ejemplo, para un juez cristiano puede ejercer su profesión dándole una trascendencia espiritual y sentir que el estudio de cada caso debe venir movido tratando de hacer el mayor bien posible a las personas inmersas en el litigio, ir más allá en lo que pueda de una aplicación técnica de la ley al caso concreto.

6.- NO SEAS EXCESIVAMENTE PERFECCIONISTA.

Cierto es que en el detalle está la diferenciad del servicio bueno al mediocre. No es lo mismo declarar tu amor a una persona debajo de un azahar a 23 grados que lloviendo a menos 5 grados.

Pero el perfeccionismo tiene dos caras: la favorable (cuando las personas perfeccionistas son responsables con su actitud), y la desfavorable (cuando surgen problemas como la ansiedad anticipada).

El excesivo perfeccionista es el eterno insatisfecho. Yo no puedo controlar el efecto de todas las cosas.

Podremos ser más o menos perfeccionistas dependiendo de la carga de trabajo que tengamos.

Un buen consejo es servir en el marco de una agenda ordenada, sin descuidar otras facetas de nuestra vida, como la salud, la familiar o los amigos y social, y bajo el principio de input/output : lo que te entra un día para resolver tiene que salir resuelto antes de que te entre para resolver una nueva remesa de asuntos. Es decir, resolver con arreglo al volumen de asuntos que tenemos que decidir cada día. Evitar acumulaciones de trabajo personal.

7.- REALIZA TUS CAMBIOS DE POCO A POCO.

Kaizen es una palabra japonesa que se compone de dos sinogramas de escritura japonesa que significan “bueno” y “cambio”, y actualmente, Kaizen se refiere a un sistema de mejora continua en el que las pequeñas, pero constantes mejoras, acumulan tras de sí grandes beneficios a largo plazo.

A la hora de gestionar los casos, es normal sentir de vez en cuando que las cosas no están yendo tan bien como deberían. Cuando nos sentimos de este modo, resulta tentador pensar que la única manera de solventar este problema consiste en cambiar radicalmente el modelo de trabajo empleado hasta la fecha.

Pero más que pensar en grandes cambios difíciles de llevar a cabo y de manera constante, suele resultar más conveniente realizar pequeños cambios, y poco a poco ir mejorando.

Empecemos por establecer una meta e ir a por ella con el hábito adecuado, y una vez obtenido este hábito establecer otro objetivo y otro habito y así.

Tu meta puede ser concentrarte más en tu trabajo, para lo cual a lo mejor debes evitar todo aquello que te interrumpe.

Necesitas estas más en forma, pues empieza por un pequeño espacio de ejercicio y coge el hábito diario del mismo.

Necesitas mejorar tu alimentación, pues empieza por comer menos poco a poco y evitar de su dieta ciertos alimentos o bebidas que te perjudican.

Pero no te pongas todos los objetivos a la vez, sino que cuando cojas un hábito vete a por el siguiente. Para coger un hábito se recomienda un período no menor a 21 días.

8.- INVOLUCRA A LAS PERSONAS DE TU AMBIENTE EN LAS MEJORAS O METAS QUE PRETENDES

9.- PERFECCIONA TU ALIMENTACION CON ARREGLO A TU ESTILO DE VIDA, Y NO TE SALTES LA DISCIPLINA ALIMENTICIA QUE TE HAS IMPUESTO.

10.- BUSCA UNA AFICION QUE TE CONECTE CON UN ENTORNO SOCIAL

11.- CUIDA TUS HORAS DE SUEÑO Y MOMENTOS DE DESCONEXION 

La presente aportación creo que en muchos aspectos es extrapolable a otras profesiones, por ello amigo  lector la finalizo en la esperanza de que pueda haberle sido interesante.

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