A la hora de decretar el confinamiento o el bloqueo perimetral debe tenerse especialmente en cuenta  las consecuencias que la limitación de movilidad y el aislamiento social pueden tener entre los niños.


Estudios de científicos, investigadores y educadores, muestran cómo el confinamiento puede causar un daño severo en la salud mental y sicológica de los niños.
Los niños y adolescentes necesitan una interacción mucho mayor que una persona adulta. Tanto su desarrollo cognitivo, como su aprendizaje social, están directamente relacionados con la interacción que tengan con otras personas.
La privación de estos contactos sociales y de una movilidad, que les permita poder jugar e ir de un lugar a otro, está generando en los niños estados de ansiedad y depresión, que si no son debidamente tratados pueden abocar en casos extremos en violencia doméstica e incluso suicidios.
Los niños pequeños no pueden mantenerse en aislamiento o en cuarentena sin cuidadores durante un período prolongado de tiempo. Si se produce una separación (por ejemplo, por hospitalización), hay que asegurar un contacto regular (por ejemplo, por teléfono).
Es importante:
-Brindar información clara sobre cómo reducir el riesgo de adquirir la enfermedad en palabras que puedan entender según su edad.
-Enseñar a los niños las acciones cotidianas para reducir la propagación del virus.
– Mantener rutinas.
– Se debe permitir y tolerar el uso de Internet, la televisión y la radio, pero se debe evitar tener la TV siempre encendida y monitorizar el uso de las redes sociales para la difusión de mensajes y publicaciones imprecisos y dramáticos.
– Se debería considerar reducir la cantidad de tiempo de pantalla enfocado en el evento, para reducir la posible confusión, preocupación y miedo.
– Se debe promover el contacto virtual con familiares, compañeros de clase, amigos y maestros a través de Internet y el teléfono para disminuir los sentimientos angustiosos de aislamiento y frustración.
Las escuelas tienen un papel fundamental, no solo en la entrega de materiales educativos a los niños, sino en la oportunidad de que los estudiantes interactúen con los maestros y obtengan asesoramiento psicológico.
Se recomienda ponerse en contacto con un profesional de la salud mental si se notan signos de ansiedad y depresión grave en los niños o adolescentes, como ideación autolítica, síntomas de pánico o irritabilidad marcada. Se debe observar también la aparición de síntomas, incluidos cambios en el apetito, trastornos del sueño, agresión, irritabilidad y miedo a estar solo o retraído.
Es recomendable explicar a los niños y adolescentes lo que ha sucedido y el propósito de estar confinado en su hogar de una manera apropiada para su trastorno.
Por ejemplo, para niños con trastorno del espectro autista puede ser útil usar apoyos visuales para a explicar tanto lo que está sucediendo (por ejemplo, hay gérmenes que enferman a las personas) como qué hacer (por ejemplo, lavarnos las manos, cubrirnos la tos, etc.).

Fuente: The National Child Traumatic Stress Network. Parent/Caregiver Guide to Helping Families Cope With the Coronavirus Disease 2019 (COVID-19)

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